sábado, 29 de julio de 2023

Margarethe von Trotta, 'Hannah Arendt'

 Margarethe von Trotta, 'Hannah Arendt': https://personal.unizar.es/garciala/publicaciones/hannaharendt.pdf

Muerte, ausencia, indiferencia y celos

 


En La Galatea de Cervantes, cuatro pastores lamentan por turnos en una égloga las causas de sus respectivas penas de amor: la muerte de la amada, su ausencia, su indiferencia, o los celos—debatiendo cuál de éstas es la que más sufrimiento da. Y sigue el comentario, glosa y sentencia del discreto pastor Damon, que por desgracia ellos no escuchan...

 

Crisio

Al que ausencia viene a dar

Su cáliz triste a beber,

No tiene mal que temer

Ni ningún bien que esperar.

    En esta amarga dolencia

No hay mal que no esté cifrado

Temor de ser olvidado,

Celos de ajena presencia;

     Quien la viniere a probar,

Luego vendrá a conocer

Que no hay mal de que temer

Ni menos bien que esperar.

 

Orompo

Ved si es mal el que me aqueja

Más que muerte conocida.

Pues forma quejas la vida

De que la muerte la deja.

    Cuando la muerte llevó

Toda mi gloria y contento,

Por darme mayor tormento,

Con la vida me dejó.

    El mal viene, el bien se aleja

Con tan ligera corrida

Que forma quejas la vida

De que la muerte la deja.

 

Marsilio

En mi terrible pesar

Ya faltan, por más enojos,

Las lágrimas a los ojos

Y el aliento al suspirar.

    La ingratitud y desdén

Me tienen ya de tal suerte,

Que espero y llamo a la muerte

Por más vida y por más bien.

    Poco se podrá tardar,

Pues faltan en mis enojos

Las lágimas a los ojos

Y el aliento al suspirar.

 

Orfenio

Celos, a fe, si pudiera,

Que yo hiciera por mejor

Que fueran celos amor,

Y que el amor celos fuera.

    Deste trueco granjeara

Tanto bien y tanta gloria,

Que la palma y la victoria

De enamorado llevara.

    Y aun fueran de tal manera

Los celos en mi favor

Que, a ser los celos amor,

El amor yo solo fuera.

 

Con esta última canción del celoso Orfenio dieron fin a su égloga los discretos pastores, dejando satisfechos de su discreción a todos los que escuchado los habían, especialmente a Damon y a Tirsi, que gran contento en oírlos recibieron, pareciéndoles que de más de pastoril ingenio parecían las razones y argumentos que para salir con su propósito los cuatro pastores habían propuesto.

Pero habiéndose movido contienda entre muchos de los circunstantes sobree cuál de los cuatro había alegado mejor su derecho, en fin se vino a conformar el parecer de todos con el que dió el discreto Damon, diciéndoles que él para sí tenía que, entre todos los disgustos y sinsabores que el amor trae consigo, ninguno fatiga tanto al enamorado pecho, como la incurable pestilencia de los celos, y que no se podían igualar a ella la pérdida de Orompo, ausencia de Crisio, ni la desconfianza de Marsilio.

—La causa es—dijo—que no cabe en razón natural que, las cosas que están imposibilitadas de alcanzarse, puedan por largo tiempo apremiar la voluntad a quererlas ni fatigar al deseo por alcanzarlas, porque el que tuviese voluntad y deseo de alcanzar lo imposible, claro está que, cuanto más el deseo le sobrase, tanto más el entendimiento le faltaría. Y por esta misma razón digo que la pena que Orompo padece, no es sino una lástima y compasión del bien perdido; y por haberle perdido de manera que no es posible tornarle a cobrar, esta imposibilidad ha de ser causa para que su dolor se acabe, que, puesto que el humano entendimiento no puede estar tan unido siempre con la razón que deje de sentir la pérdida del bien que cobrar no se puede, y que, en efecto, ha de dar muestra de su sentimiento con tiernas lágrimas, ardientes suspiros y lastimosas palabras, so pena de que, quien esto no hiciese, antes por bruto que por hombre racional sería tenido: en fin fin, el discurso del tiempo cura esta dolencia, la razón la mitiga y las nuevas ocasiones tienen mucha parte para borrarla de la memoria.

Todo esto es al revés en el ausencia, como apuntó bien Crisio en sus versos, que como la esperanza en el ausente ande tan junta con el deseo, dale terrible fatiga la dilación de la tornada, porque, como no le impide otra cosa el gozar su bien sino algún brazo de mar o alguna distancia de tierra, parécele que, teniendo lo principal, que es la voluntad de la persona amada, que se hace notorio agravio a su gusto que cosas que son tan menos como un poco de agua o tierra le impidan su felicidad y gloria. Júntase asimismo a esta pena el temor de ser olvidado, las mudanzas de los humanos corazones; y en tanto que la ausencia dura, sin duda alguna que es extraño el rigor y aspereza con que trata al alma del desdichado ausente. Pero, como tiene tan cerca el remedio, que consiste en la tornada, puédese llevar con algún alivio su tormento, y si sucediere ser la ausencia de manera que sea imposible volver a la presencia deseada, aquella imposibilidad viene a ser el remedio, como el de la muerte.

El dolor de que Marsilio se queja, puesto que es como el mismo que yo padezco y por esta causa me había de parecer mayor que otro alguno, no por eso dejaré de decir l oque en él la razón me muestra, antes que aquello a que la pasión me incita. Confieso que es terrible dolor querer y no ser querido, pero mayor seria amar y ser aborrecido. Y si los nuevos amadores nos guiásemos por lo que la razón y la experiencia nos enseñan, veríamos que todos los principios en cualquier cosa son dificultosos, y que no padece esta regla excepción en los casos de amor, antes en ellos más se confirma y fortalece; así que, quejarse el nuevo amante de la dureza del rebelde pecho de su señora, va fuera de todo razonable término,  porque como el amor sea y ha de ser voluntario, y no forzoso, no debo yo quejarme de no ser querido de quien quiero, ni debo hacer caudal del cargo que le hago, diciéndole que está obligada a amarme porque yo la amo. Que, puesto que la persona amada debe en ley de naturaleza y en buena cortesía, no mostrarse ingrata con quien bien la quiere, no por eso le ha de ser forzoso y de obligación que corresponda del todo y por todo a los deseos de su amante: que si esto así fuese, mil enamorados importunos habría que por su solicitud alcanzasen lo que quizá no se les debría de derecho; y como el amor tenga por padre al conocimiento, puede ser que no halle en mí la que es de mí bien querida partes tan buenas que la muevan e inclinen a quererme, y así no está obligada, como ya he dicho, a amarme, como yo estaré obligado a adorarla, porque hallé en ella lo que a mí me falta. Y por esta razón no debe el desdeñado quejarse de su amada, sino de su ventura, que le negó las gracias que al conocimiento de su señora pudieran mover a bien quererle; y así debe procurar con continuos servicios, con amorosas razones, con la no importuna presencia, con las ejercitadas virtudes, adobar y enmendar en él la falta que naturaleza hizo, que este es tan principal remedio, que estoy para afirmar que será imposible dejar de ser amado el que con tan justos medios procurare granjear la voluntad de su señora. Y pues este mal del desdén tiene el bien deste remedio, consuélese Marsilio y tenga lástima al desdichado y celoso Orfenio, en cuya desventura se encierra la mayor que en las de amor imaginar se puede.

¡Oh, celos, turbadores de la sosegada paz amorosa, celos, cuchillo de las más firmes esperanzas! No sé yo qué pudo saber de linajes el que a vosotros os hizo hijos del amor, siendo tan al revés, que por el mismo caso dejara el amor de serlo, si tales hijos engendrara. ¡Oh celos, hipócritas y fementidos ladrones, pues, para que se haga cuenta de vosotros en el mundo, en viendo nacer alguna centella de amor en algún pecho, luego procuráis mezclaros con ella, volviéndoos de su color, y aun procuráis usurparle el mando y señorío que tiene!   Y de aquí nace que, como os ven tan unidos con el amor, puesto que por vuestros efectos dais a conocer que no sois el mismo amor, todavía procuráis que entienda el ignorante que sois sus hijos, siendo, como lo sois, nacidos de una baja sospecha, engendrados de un vil y desastrado temor, criados a los pechos de las falsas imaginaciones, crecidos entre vilísimas envidias, sustentados de chismes y mentiras.

Y porque se ve la destrucción que hace en los enamorados pechos esta maldita dolencia de los rabiosos celos, en siendo el amante celoso, conviene, con paz sea dicho de los celosos enamorados, conviene, digo, que sea, como lo es, traidor, astuto, revoltoso, chismero, antojadizo y aun mal criado; y a tanto se extiende la celosa furia que le señorea, que a la persona que más quiere es a quien más mal desea. Querría el amante celoso que sólo para él su dama fuese hermosa, y fea para todo el mundo; desea que no tenga ojos para ver más de lo que él quisiere, ni oídos para oír, ni lengua para habla; que sea retirada, desabrida, soberbia, mal acondicionada; y aun a veces desea, apretado de esta pasión diabólica, que su dama se muera y que todo se acabe. 

Todas estas pasiones engendran los celos en los ánimos de los amantes celosos; al revés de las virtudes que el puro y sencillo amor multiplica en los verdaderos y comedidos amadores, porque en el pecho de un buen enamorado se encierra discreción, valentía, liberalidad, comedimiento  y todo aquello que le puede hacer loable a los ojos de las gentes. Tiene más, asimismo la fuerza deste crudo veneno: que no hay antídoto que le preserve, consejo que le valga, amigo que le ayude, ni disculpa que le cuadre; todo esto cabe en el enamorado celoso, y más: que cualquiera sombra le espanta, cualquiera niñería le turba, y cualquiera sospecha falsa o verdadera le deshace. Y a toda esta desventura se le añade otra: que, con las disculpas que le dan piensa que le engañan. Y no habiendo para la enfermedad de los celos otra medicina que las disculpas, y no queriendo el enfermo celoso admitirlas, síguese que esta enfermedad es sin remedio, y que a todas las demás debe anteponerse. Y así, es mi parecer, que Orfenio es el más penado, pero no el más enamorado, porque no son los celos señales de mucho amor, sino de mucha curiosidad impertinente; y si son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y  mal dispuesta, y así el enamorado celoso tiene amor, mas es amor enfermo y mal acondicionado. Y también el ser celoso es señal de poca confianza del valor de sí mismo. Y que sea esto verdad, nos lo muestra el discreto y firme enamorado, el cual sin llegar a la obscuridad de los celos, toca en las sombras del temor, pero no se entra tanto en ellas, que le obscurezcan  el sol de su contento, ni de ellas se aparta tanto que le descuiden de andar solícito y temeroso; que si este discreto temor faltase en el amante, yo le tendría por soberbio y demasiadamente confiado, porque, como dice un común proverbio nuestro, quien bien ama, teme; teme, y aun es razón que tema, el amante que como la cosa que ama es en extremo buena, o a él le pareció serlo, no parezca lo mismo a los ojos de quien la mirare, y por la misma causa se engendre el amor en otro, que pueda y venga a turbar el suyo; teme y tema el buen enamorado las mudanzas de los tiempos, de las nuevas ocasiones que en su daño podrían ofrecerse, de que con brevedad no se acabe el dichoso estado que goza, y este temor ha de ser tan secreto, que no le salga a la lengua para decirle, ni aun a los ojos para significarle; y hace tan contrarios efectos este temor del que los celos hacen en los pechos enamorados, que cría en ellos nuevos deseos de acrecentar más el amor, si pudiesen, de procurar con toda solicitud que los ojos de su amada no vean en ellos cosa que no sea digna de alabanza, mostrándoles liberales, comedidos, galanes, limpios y bien criados; y tanto cuanto este virtuoso temor es justo se alabe, tanto y más es digno que los celos se vituperen.

Calló en diciendo esto el famoso Damon, y llevó tras la suya las contrarias opiniones de algunos que escuchado le habían, dejando a todos satisfechos de la verdad que con tanta llaneza les había mostrado. Pero no se quedara sin respuesta, si los pastores Orompo, Crisio, Marsilio y Orfenio hubieran estado presentes a su plática, los cuales, cansados de la recitada égloga, se habían ido a casa de su amigo Daranio.

 

Amor anticuado

 

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Deep-brained Sonnets

Deep-brained Sonnets: https://www.academia.edu/104883532/





jueves, 27 de julio de 2023

La construcción del espectador desde el texto

 

Álvarez Carbajal, Rita Lucía. (Universidad Científica del Sur, Lima). "La construcción del espectador desde el texto en cuatro casos de la dramaturgia textual peruana." Desde el Sur 15.3 (2023): e0035.*

         https://doi.org/10.21142/DES-1503-2023-0035

         https://revistas.cientifica.edu.pe/index.php/desdeelsur/article/view/e0035

         2023

 

(Artículo donde se me cita).

viernes, 21 de julio de 2023

Second-hand firsthand


Retropost, 2013:

 

  When life's just one big cliché. On a feeling of déjà-vu which we may have experienced before...



 
I'm reading these days, courtesy of Random House, an excellent thriller by Gillian Flynn, Gone Girl. It's got among other virtues a keen sense of the contemporary and its feel. Being, among other things, a novel of bankrupt America and of the many crises triggered off or spin-dried by the Internet.  Watch this page spoken or thought or narrated by Nick, the protagonist with the killer smile, on a  sensation unique to our post-contemporary and hyper-mediated world. The sensation that you are (indeed) a gadget, and that your whole experience has been designed and archived and tagged elsewhere, a claustrophobic glass box mapping out all possible perceptions and feelings as intertextual nodes in a net which imprisons the mind. A malaise of over-information in a hypermediated environment, the world experienced as a Google Image Search or channel surfing through MTV, Al-Jazeera and Discovery Channel. Been there - Done that... or at least that's what we feel:

The bankruptcy matched my psyche perfectly. For several years, I had been bored. Not a whining, restless child's boredom (although I was not above that) but a dense-blanketing malaise. It seemed to me there was nothing new to be discovered ever again. Our society was utterly, ruinously derivative (although the word derivative as a criticism is itself derivative). We were the first human beings who would never see anything for the first time. We stare at the wonders of the world, dull-eyed, underwhelmed. Mona Lisa, the Pyramids, the Empire State Building. Jungle animals on attack, ancient icerbergs collapsing, volcanoes erupting. I can't recall a single amazing thing I have seen firsthand that I didn't immediately reference to a movie or TV show. A fucking commercial. You know the awful singsong of the blasé: Seeeen it. I've literally seen it all, and the worst thing, the thing that makes me want to blow my brains out, is: The secondhand experience is always better. The image is crisper, the view is keener, the camera angle and the soundtrack manipulate my emotions in a way reality can't anymore. I don't know that we are actually human at this point, those of us who are like most of us, who grew up with TV and movies and now the Internet. If we are betrayed, we know the words to say; when a loved one dies, we know the words to say. If we want to play the stud or the smart-ass or the fool, we know the words to say. We are all working from the same dog-eared script.
    It's a very difficult era in which to be a person, just a real, actual person, instead of a collection of personality traits selected from an endless Automat of characters.
    And if all of us are play-acting, there can be no such thing as a soul mate, because we don't have genuine souls.
    It had gotten to the point where it seemed like nothing matters, because I'm not a real person and neither is anyone else.
    I would have done anything to feel real again. (98-99)

Perhaps Nick might have vented his thirst for reality and authentic experience by writing fiction, or doing something creative, but although he's a narrator he is no novelist, the narration takes place from one of those virtual no-nowhere literary limbos. Anyway this complaint rings a bell. Which bell? This one: 


The world is too much with us; late and soon,
  Getting and spending, we lay waste our powers;
  Little we see in Nature that is ours;
We have given our hearts away, a sordid boon!

This Sea that bares her bosom to the moon,
  The winds that will be howling at all hours
  And are up-gather'd now like sleeping flowers,
For this, for everything, we are out of tune;

It moves us not.- Great God!  I'd rather be
  A Pagan suckled in a creed outworn,
So might I, standing on this pleasant lea,

  Have glimpses that would make me less forlorn;
Have sight of Proteus rising from the sea;
  Or hear old Triton blow his wreathéd horn.

Nick's complaint about the damage to the soul from the revolution of electronic mass media echoes in a familiar way Wordsworth's complaint, two hundred years earlier, against the disenchantment of the world as a result of the commercial spirit fostered by the Industrial revolution. This internalization of "getting and spending" was to set the scene for a long time to come. We're still there. Indeed, perhaps we have always been there, alienated from an idea of ourselves, from the moment we grew up. But although the substance of our alienation may be much the same, the shape it takes is the shape of the container—always the present, always unforeseen the actual traps it sets for the soul, and never being what it was supposed to be. It's not just financial bankruptcies that catch expectations unawares.


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SECOND-HAND FIRSTHAND at Ibercampus.

viernes, 14 de julio de 2023

Los niños no corren, los niños no juegan

 

Conde Rodríguez, Ángeles. "Por qué es preocupante que los niños no jueguen tanto como antes." The Conversation 29 March 2023.*

         https://theconversation.com/por-que-es-preocupante-que-los-ninos-no-jueguen-tanto-como-antes-201013

         2023

 

Es una cuestión muy importante y muy poco comentada. Tampoco corren tan apenas los niños, y menos las niñas... porque los primeros a los primeros aún los hace moverse el maldito o bendito fútbol. Es una cuestión compleja que va unida a la portabilidad de la tecnología, a los espacios urbanos, a las modalidades de relación social... Es una transformación violenta y contra natura de las costumbres que no augura nada bueno, y sí está creando en cambio muchos problemas mentales.

Estrategia vestimentaria y velado de información

 Retropost, 2013:


El burka, el niqab, el hiyab y los velos varios son prendas islámicas casi uniformemente abucheadas en Occidente. Sin embargo, ha de haber debate, y así entre el coro de condenas e imprecaciones se oye alguna voz (mayormente islámica) a favor, y por ser ecuánimes, también hay quien reconoce elementos positivos en esta vestimenta, aun si son sobradamente contrapesados por los negativos. Dejaré de lado la cuestión de si ha de respetarse el derecho de la incumbente a llevar la indumentaria que le parezca, aun a costa de ir por ahí luciendo su opresión y su alienación a la par que su "derecho a decidir." 
 
En tanto que prendas que velan algo, y uniformizan, tienen cierta ventaja se dice a veces para las feas, y para las guapas, poniéndolas a todas en pie de igualdad y a salvo de  miradas valorativas, ya sean para bien y para mal. Es decir, le proporcionan a la usuaria una cierta capacidad de control sobre su presentación pública, paradójicamente en la misma medida en que se la quitan. No se ven obligadas a seguir la moda ni a lucir calidad, aunque no lo duden que hasta en burkas habrá calidades y modas. Y cuanto más se tapa una más se libera una de sí, para bien y para mal, es el lado zen del islam.

Esta dimensión de control informativo por parte de la usuaria se subestima a menudo, ante la cuestión más llamativa del control de las mujeres por parte de los hombres en el mundo musulmán. Pero tiene su intríngulis, visto que toda acción tiene su reacción y sus efectos imprevistos y toda cara su cruz. Tanto la opresión del velo como la liberación del mismo—liberación muy difícil en muchos contextos en los países musulmanes. Allí las mujeres pueden aspirar todo lo más a la dimensión de libertad que da la conformidad, y se les puede aplicar a sus estrategias vestimentarias esta reflexión de Goffman sobre la semiosis involuntaria del cuerpo:

Aunque un individuo puede parar de hablar, no puede parar de comunicarse con lenguaje corporal; debe decir lo correcto, o lo incorrecto. No puede no decir nada. Paradójicamente, la manera en que puede proporcionar la menor cantidad de información sobre sí—aunque todavía sea considerable—es amoldarse y actuar como se espera que actúen las personas de su clase. (El hecho de que la información sobre el propio sujeto pueda contenerse de esta manera es una de las razones para mantener las convenciones apropiadas). (Behavior in Public Places 35).

Lo mismo se aplica al traje de corbata, a las modas intemporales, a los pantalones vaqueros... y a los atuendos moros, cada cual en su ámbito. Un aspecto convencional da un mínimo de información al observador, y por tanto una cierta superioridad informativa al sujeto vestimentario. Otra cuestión es que sepa utilizarla en provecho propio.


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La Ridícula Idea de No Volver a Verte

 

La ridícula idea de no volver a verte

Sobras Completas: La Odisea

Sobras Completas: La Odisea

Ballet Frankenstein

Ballet Frankenstein

Introduction to NARRATOLOGY

 Introduction to NARRATOLOGY: https://www.academia.edu/41045996/

jueves, 13 de julio de 2023

La Mort en direct

 La Mort en Direct: https://www.academia.edu/12948280/

David Tennant - Hamlet's Soliloquy (RSC Hamlet)

Implicarse en el juego

 Retropost, 2013:

En el juego hay que implicarse, y si no se consigue, no se juega bien ni a gusto. Algo al respecto decía Huizinga en Homo ludens—la experiencia auténtica del juego, la inmersión en ese ámbito aparte de lo no-serio, ese paréntesis en la realidad, implica paradójicamente tomarse el juego en serio, atenerse a sus reglas, y olvidarse momentáneamente de lo que rodea al espacio de juego y a los jugadores. 
 
Sigue en esto el juego la lógica de la teoría de los marcos; el espacio virtual inserto en un espacio conceptual mayor funciona según sus propias normas, y es capaz de concentrar toda la atención de los sujetos, sujetos al juego, y malos jugadores si desbaratan las barreras invisibles que lo aíslan de la realidad circundante, ese otro juego.

Algo parecido sugiere Gadamer en su ensayo "Hombre y lenguaje" de 1965. Cito un párrafo sobre diálogo y juego:

Como he mostrado en otro lugar [Cf. I, 461 s.], la forma efectiva del diálogo se puede describir partiendo del juego. Para ello es preciso liberarse de un hábito mental que ve la esencia del juego desde la conciencia del sujeto ludente. Esta definición del hombre que juega, popularizada sobre todo por Schiller, sólo capta la verdadera estructura del juego en su apariencia subjetiva. Pero el juego es en realidad un proceso dinámico que engloba al sujeto o sujetos que juegan. Así, no es pura metáfora hablar del juego de las olas, del juego de los mosquitos o del libre juego de las articulaciones. La fascinación del juego para la conciencia ludente reside justamente en ese salir fuera de sí para entrar en un contexto de movimiento que desarrolla su propia dinámica. Hay juego cuando el jugador toma el juego en serio, es decir, no se reserva como quien se limita a jugar. De las personas que son incapaces de hacer esto solemos decir que no saben jugar. Mi idea es que la naturaleza del juego, consistente en estar impregnado de su espíritu—espíritu de ligereza, de libertad, de la felicidad del logro—y en impregnar al jugador, es estructuralmente afín a la naturaleza del diálogo, que es el lenguaje realizado. El modo de entrar en conversación y de dejarse llevar por ella no depende sustancialmente de la voluntad reservada o abierta del individuo, sino de la ley de la cosa misma que rige esa conversación, provoca el habla y la réplica y en el fondo conjuga ambas. Por eso, cuando ha habido diálogo, nos sentimos "llenos". El juego de habla y réplica prosigue en el diálogo interior del alma consigo misma, como definió Platón bellamente al pensamiento. (Verdad y Método II 150-51)

Lo que se aplica a esa invaginación que es el juego se aplica a la vida en su conjunto. Tampoco sabe vivir, tendemos a creer, el que no se toma la vida en serio, a pesar de sus arbitrariedades e insustancialidades. Es una idea que a veces me gusta aplicar al fútbol—la teoría del fútbol como sustancia de la vida. Parece que de algún modo pide una esfera este tipo de razonamientos globales, que implican a toda la realidad, como el Ser de Parménides. El fútbol es, de por sí, y más dado su uso desproporcionado en España, una actividad irrelevante y estúpida, escandalosamente arbitraria. Su único mérito para atraer la atención (más que el balonmano pongamos, o que el water-polo) reposa en un razonamiento circular o esférico—atrae la atención de uno porque atrae la atención de otros. Es una esfera de (ir)realidad autosustentada, o sustentada colectivamente en una especie de autohipnosis de masas. 
 
Es difícil de creer que, visto el extremo hasta el que juega con la irrelevancia más indignante, extendiéndose por las ondas de radio y televisión durante horas y horas hasta la extenuación, analizando vapores informativos con una insustancialidad que deja chiquitas a las especulaciones de la escolástica y sus doctores angélicos, y absorbiendo injustificadamente la atención de todo dios—digo que visto el punto hasta el cual el fútbol provoca nuestro sentido de las prioridades, haciendo ostentación de gratuidad y desproporción... parece mentira que no lleve a la gente a reflexión sobre la naturaleza de la realidad.

Pero en cierto modo lo hace. Es de hecho, creo, una reflexión inconsciente o vivida in actu, una teatralización de lo que tenemos delante y que todos sabemos pero sin embargo pocos reconocen en público (como sucede con otras verdades evidentes, como que Dios es una ficción, o que los muertos han muerto para siempre). El fútbol, como juego por excelencia, es a la vez una exhibición de la gratuidad del juego, y una demostración de que esa gratuidad ha de perderse de vista para quienes se implican en él. En eso es como la vida, y si la gente se lo toma tan en serio es por aferrarse de alguna manera con seriedad a la vida. Que de por sí tiene menos agarraderos que una esfera engrasada.

Yo tengo algo de aguafiestas, y siento una atracción (resistible) hacia las rupturas de marco. Me gusta ver los juegos como juegos, y poner de manifiesto sus arbitrariedades y sus adhesiones irracionales. Quizá sea por esa satisfacción del diálogo con uno mismo a la que alude Gadamer. Es un tanto peligroso esto de señalar a las convenciones del juego, o apartarse de ellas, en lo que se refiere al juego de la vida—pero puede verse también en eso una especie de juego, un juego con el juego. Después de todo, todo juego es un juego conceptual a un determinado nivel. Y toda regla social está ahí (nos dice Goffman en Behavior in Public Places) no para seguirla automáticamente, sino para tenerla en cuenta a la hora de actuar y de mover pieza. En el tablero de negras noches y de blancos días.



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Implicarse en el juego—en Ibercampus

jueves, 6 de julio de 2023

Mi conferencia de París

 Retropost, 2013:

 

Mi conferencia en la Universidad de París esta primavera pasada, en el congreso de la ENN: "The Story behind any story: Evolution, historicity, and narrative mapping." Primera parte:

 




Y segunda parte:





La lista de reproducción con las conferencias del congreso puede verse aquí.  

Y aquí, en La mitad de la historia de todo, está el texto de mi conferencia. Una versión más completa aparecerá en su momento, creo, en el Amsterdam Journal of Cultural Narratology.

Que conste que "la conferencia en la Universidad de París" como conferenciante invitado es el cénit de mi carrera académica, donde le di a la caza alcance. De allí para abajo, todo decae hasta el olvido y el alzheimer.



Garou & Michel Sardou - La rivière de notre enfance

¿Cambiar o ser el mismo siempre?

 ¿Cambiar o ser el mismo siempre? Conversión, Reinterpretación, Topsight y Retroacción: https://personal.unizar.es/garciala/publicaciones/conversion.pdf

miércoles, 5 de julio de 2023

La subjetividad como máscara

 Retropost, 2013: La subjetividad como máscara https://vanityfea.blogspot.com/2013/07/la-subjetividad-como-mascara.html

Turandot

Turandot

El Médico

El Médico

Las guerras de nuestros antepasados

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Adictos

Adictos

Ser o No Ser

 

Ser o No Ser

En la raja

 En la raja (In the Cut) https://www.academia.edu/12718189/

 

 





martes, 4 de julio de 2023

Lysistrata: Through a Feminist's Lens

 Lysistrata: through a feminist's lens https://hcommons.org/deposits/item/hc:57225/

El derecho a ofenderse

 

Trinity Personated

 

 


Thomas Hobbes's materialist explication of the doctrine of the Trinity in Leviathan (Part III, "Of a Christian Common-Wealth"), on the basis of his dramatistic notion of personation as central to all aspects of human reality and social life. 


Of the Trinity

Here wee have the Person of God born now the third time. For as Moses, and the High Priests, were Gods Representative in the Old Testament; and our Saviour himselfe as Man, during his abode on earth: So the Holy Ghost, that is to say, the Apostles, and their successors, in the Office of Preaching, and Teaching, that had received tha Holy Spirit, have Represented him ever since. But a Person, (as I have shewn before, chapt. [16].) is he that is Represented, as often as hee is Represented; and therefore God, who has been Represented (that is, Personated) thrice, may properly enough be said to be three Persons; through neither the word Person, nor Trinity be ascribed to him in the Bible. St. John indeed (I Epist. 5.7.) saith, There be three that bear witnesse in heaven, the Father, the Word, and the Holy Spirit; and these Three are One: But this disagreeth not, but accordeth fitly with three Persons in the proper signification of Persons; which is, that which is Represented by another. For so God the Father, as Represented by Moses, is one Person; and as Represented by his Sonne, another Person; and as Represented by the Apostles, and by the Doctors that taught by authority from them derived, is a third Person; and yet every Person here, is the Person of one and the same God. But a man may here ask, what it was whereof these three bare witnesse. St. John therefore tells us (verse 11.) that they bear witnesse, that God hath given us eternall life in his Son. Again, if it should bee asked, wherein that testimony appeareth, the Answer is easie;  for he hath testified the same by the miracles he wrought, first by Moses; secondly by his Son himself; and lastly by his Apostles, that had received the Holy Spirit; all which in their times Represented the Person of God; and either prophecyed, or preached Jesus Christ. And as for the Apostles, it was the Character of the Apostleship, in the twelve first and great Apostles, to bear Witnesse of his Resurrection; as appeareth exprssely (Acts I. ver. 21, 22.) where St. Peter, when a new Apostle was to be chosen in the place of Judas Iscariot, useth these words, Of these men which have companied with us all the time that the Lord Jesus went in and out amongst us, beginning at the Baptisme of John, unto that same day that hee was taken up from us, must one bee ordained to be a Witnesse with us of his Resurrection: which words interpret the bearing of Witnesse, mentioned by St. John. There is in the same place mentioned another Trinity of Witnesses in Earth. For (ver. 8.) he saith, there are three that bear Witnesse in Earth, the Spirit, and the Water, and the Bloud; and these three agree in one: that is to say, the graces of Gods Spirit, and the two Sacraments, Baptisme, and the Lords Supper, which all agree in one Testimony, to assure the consciences of beleevers, of eternall life; of which Testimony he saith (verse 10.) He that beleeveth on the Son of man hath the Witnesse in himselfe. In this Trinity on Earth the Unity is not of the thing; for the Spirit, the Water, and the Bloud, are not the same substance, though they give the same testimony: But in the Trinity of Heaven, the Persons are the persons of one an the same God, though Represented in three different times and occasions. To conclude, the doctrine of the Trinity, as far as can be gathered directly from the Scripture, is in substance this: that God who is alwaies One and the same, was the Person Represented by Moses; the Person Represented by his Son Incarnate; and the Person Represented by the Apostles. As Represented by the Apostles, the Holy Spirit by which they spake, is God; As Represented by his Son (that was God and Man), the Son is that God; As represented by Moses, and the High Priests, the Father, that is to say, the Father of our Lord Jesus Christ, is that God: From whence we may gather the reason why those names Father, Son, and Holy Spirit in the signification of the Godhead, are never used in the Old Tesament: For they are Persons, that is, they have their names from Representing; which could not be, till divers men had Represented Gods Person in ruling, or in directing under him. 

Thus we see how the Power Ecclesiasticall was left by our Saviour to the Apostles; and how they were (to the end they might the better exercise that Power,) endued with the Holy Spirit, which is therefore called sometime in the New Testament Paracletus which signifieth an Assister, or one called to for helpe, though it bee commonly translated a Comforter. Let us now consider the Power it selfe, what it was, and over whom.

 

Hobbes's generalized notion of Person and Personation as a building block of human reality and a tool for social-dramatistic analysis is further commented here:

"How to Make Artificial Persons: Hobbes's Dramatistic Theory of Interaction and of Political Representation." In García Landa, Vanity Fea 10 Oct. 2015.*

         http://vanityfea.blogspot.com.es/2015/10/hobbess-dramatistic-theory-of.html


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