Retropost, 2015:
Estoy estos días asistiendo a ratos al Congreso de Filosofía Joven—no por joven, sino por filosofía. Como se ve por su web,
participa de una estética e ideología podríamos decir que Podemista
(como esa otra conferencia de Toni Negri que se organiza hoy en
paralelo, "Instituir la Felicidad"... en fin, de eso se supone que va la izquierda utópica). Ayer estuve por la tarde
en una sesión sobre el espacio urbano, en la que también abundaban las
reflexiones de línea foucaultiana sobre el poder y el control.
En la sesión de debate yo propuse frente a algún modelo de ciudad que
la presentaba como un espacio totalitario tomado, controlado por el
Poder y el Sistema, una noción más relativista en la que el Poder está
más distribuido y el Sistema somos todos. Si al final resultará que
Goffman es más foucaultiano que Foucault.
El espacio público, pensado desde la teoría de los marcos, se
multiplica y fragmenta en múltiples espacios públicos, asociados a cada
uno de los actos interaccionales y a sus modalidades repetidas. Cada
acto de interacción acota un espacio público diferente, según el tipo
de acto, participantes, etc.—y a la vez excluye o margina a quienes no
están ratificados como participantes. La exclusión la hacemos en cada
momento por el hecho mismo de la teatralidad de la interacción, que pone
a unos en el casting como actores y a otros como público. Por cierto
que para Goffman toda interacción
pública es teatral, y todo teatro tiene sus bambalinas. Todos tenemos
zonas ocultas que retiramos de la interacción pública.
De la
superposición compleja de todas estas modalidades de interacción
resulta no un espacio público frente a uno privado, sino una
multiplicidad cambiante y galáctica de espacios públicos
interaccionales, que —proyectados sobre el espacio físico— lo hacen
difícil de gestionar. La arquitectura delimita marcos (habitaciones
para acotar encuentros o actos, etc.) que son multiuso, pero nos vemos
obligados a dejar la habitación porque se acaba el tiempo por las
normas de uso. Siempre se pueden cuestionar, pero siempre ha de haber
ámbitos de decisión donde se decida cómo gestionar esos espacios
públicos, y pretender apropiarse del espacio de decisión, o arrogarse
directamente el uso del espacio público es.... pues eso, podemista o
asambleario. Y supone un desprecio a la democracia representativa y las
instituciones de gestión de lo público; aunque ese movimiento de
protesta se disfrace de defensa de "lo público" es una apropiación
indebida de lo público. En fin, que las plazas ocupadas pueden ser
desalojadas por la autoridad competente cuando lo estime oportuno.
Más me gustó una ponencia de una italiana que presentaba la ciudad como
vivida y asociada a la experiencia corporal y vital. Me recordaba al poema de Borges que cantaba María José Hernández.
Y la ciudad ahora es como un planoAquí el incierto ayer y el hoy distinto
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esta puerta he visto los ocasos
Y ante este mármol he aguardado en vano.
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana, aquí mis pasos
Urden su incalculable laberinto.
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