La teoría de la acción característica en el drama la expondría con mucho acierto A. C. Bradley con respecto a las tragedias de Shakespeare. Pero como estos grandes aciertos preexisten a su formulación más redonda o característica, otros observadores del drama antes de Bradley hicieron observaciones al respecto. Así Stendhal en su diario (28 de noviembre de 1804):
Las acciones que realiza el protagonista de una comedia no pueden ser consideradas en sí mismas, sino por las relaciones que demuestran existir entre los principios constitutivos de la voluntad del personaje, lo que casi nos asegura que en tal circunstancia él procedería de tal manera, y que si ocupara un lugar importante en la sociedad, por ejemplo el de rey, se decidiría por las cosas más grandes, por la paz o por la guerra, por dictar tal o cual ley, a causa de las mismas pasiones que hacen que se decida a dar una comida, más bien guiado por el consejo de un criado que por el de su mujer.
Las acciones de un protagonista no pueden, pues, ser consideradas en sí mismas, sino porque muestran el cara´cter de éste. Por lo tanto, no hay que desdeñar ninguna, por pequeña que sea (siempre que no caiga en lo rastrero), siempre que pueda pintar, con ingenuidad y franqueza, el carácter.
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