
Retropost, 2005:
Había un país lleno de tensiones en la convivencia familiar, y
con sus problemas de política interior y exterior, un país empero donde
se vivía básicamente la vida cotidiana -- y que de repente se vio
sumergido en un problema de una dimensión mucho mayor: invadido,
planchado, masacrado, bombardeado por una civilización tecnológicamente
muy superior contra la que no tenía la menor esperanza de poder
defenderse. Los invasores tenían los planes de conquista trazados, y los
siguieron implacablemente hasta dominar totalmente la situación,
mientras columnas de refugiados huían aterrorizados, en medio de un mar
de destrucción, y veían a sus ejércitos estrellarse impotentes contra
las indestructibles máquinas de matar venidas de otro mundo. Pero...
"ninguna ocupación tiene éxito, lo ha demostrado la historia", cito de
la película. Nuestra adaptación al terreno nos ha dado el derecho de
vivir aquí, mientras que los invasores serán rechazados, a pesar de su
triunfo inicial, por el mismo aire que respiran. Cuando no por la
resistencia subterránea. Vamos, que la película de Spielberg va de la
mala conciencia existente en los EE.UU. acerca del imperialismo agresivo
de su país en países como Irak. Las filas de refugiados occidentales,
imagen que nos lleva a la Segunda Guerra Mundial o a la guerra de
Bosnia-Herzegovina, nos recuerdan que los iraquíes son como nosotros, y
que no necesariamente nos va a tocar siempre estar del lado que
bombardea. (El Holocausto también palpita por aquí debajo).
¿Que
la película va también de América, y que los marcianos son una alegoría
de los terroristas? Pues claro, no pretendo negarlo: una cosa no quita
la otra. Tanto más onírico, y cinematográfico, si se fusionan el yo y el
otro, si se crea en los marcianos una imagen compleja en la que se
funden el Otro absoluto que es el terrorista para su víctima, y el otro
Otro dentro de nos-Otros–el terrorista que somos nosotros para otros.
(La lógica de la abyección una vez más). Porque los marcianos, claro,
también son terroristas infiltrados en el vecindario: en nuestro patio
trasero, debajo de nuestras casas se ocultaba la amenaza, y no lo
sabíamos hasta que empiezan a derrumbarse las torres. Holy shit! Las
escenas de destrucción de edificios y de reacciones de masas no pueden
sino recordar al 11 de septiembre. Pero Spielberg toma aquí partido por
la acción y por un punto de vista limitado: corta la electricidad. Con
lo cual se autolimita en el uso de imágenes dentro de imágenes del que
tanto gustaba en otras películas. Gana así la película en intensidad,
pero pierde en complejidad, porque la dimensión informática de esta
guerra de los mundos desaparece. Nunca vemos, por ejemplo, el punto de
vista del extraterrestre, aunque ellos sí tengan comunicaciones. Pero ya
se sabe que es mejor no mirar con mucho detenimiento dentro de uno
mismo: buscando terroristas por los subterráneos puede que tu cámara se
encuentre con un espejo.
Los extraterrestres, por cierto, son el
resultado de una noche de amor entre Alien y E.T. (los autoguiños de ojo
del director son numerosos, parece un tic temblón). Casi parecen
vulnerables estos no-marcianos: repugnantes pero no personalmente
temibles en un cuerpo a cuerpo, si nos conociésemos en otras
circunstancias. Son sus máquinas, los trípodes (hechas a su imagen y
semejanza, claro, uno y trino - también a modo de los trífidos) las que
hacen la destrucción. Recuerdan a pulpos y monstruos submarinos - pero
también a un F-117 con patas. De repente se derrumban: los marcianos
mueren envenenados por las bacterias terrestres. Aquí ha fallado su
tecnología, y la de Spielberg - pero qué vergüenza, puestos a planear
las cosas con tanto cuidado y tanta pasta. Puestos a modernizar la
novela de H.G. Welles (oops), un retoque inteligente al final hubiera
ayudado: los "gérmenes" no tienen hoy el impacto novedoso que tenían a
finales del 19, al margen de que el final predecible a la manera sabida
resulta decepcionante. Es decir, no basta con ambientarla en el siglo
XXI para ambientarla en el siglo XXI. Orson puso el listón metaficcional
muy alto al mezclarla con la realidad, y Spielberg ha preferido cortar
por lo sano y contener la historia en unos límites en los que ya no
cabe.
En cualquier caso, la película está llena de aciertos por
aquí y por allá: gran parte del trabajo de los actores y de la cámara,
escenas como la de la tormenta inicial, los cadáveres en el río, la
lucha por el coche, o el tren incendiado... Hay otras escenas falsas,
como el encuentro con la reportera en el avión estrellado (otra alusión
7/11 esa). Parece insertada bajo el dictado de la corrección política -
solidaridad entre judíos, negros y blancos. También está escena del
americano profundo paranoico (je, con razón - hasta los paranoicos
tienen enemigos). Se supone que hay que exterminarlo, como momento
moralmente duro de la peli; pero no queda convincente. Toda esta escena
es demasiado larga y chirría. Tampoco Cruise debería ponerse al final a
volar trípodes, eso abarata la película. Ni gusta (veo por las reseñas)
que toda la familia se reúna al final, sin víctimas. Queremos más
víctimas. Bueno, Cruise sigue siendo the odd man out, es una falsa
reconciliación con su familia desestructurada la que sigue, tanta
calamidad para que al final no se consiga remendar la familia americana.
Y nos quedamos sin saber si el hijo, por fin abrazado, termina de hacer
su trabajo de curso para el lunes sobre "la guerra de Argelia": le
sugiero una visión comparativa con la de Irak y con la invasión
marciana.
(Y más ciencia ficción y más extraterrestres: me han regalado, a domicilio además, This Island Earth,
una peli de vintage SF que llevaba con ganas de ver desde los 70...
¡Gracias, Alessandra! Por cierto mientras leía varias críticas de la
película en Google, me he fijado por primera vez en el pie de página que
ponen, imitando los finales de las películas: "Ningún crítico
cinematográfico ha sufrido daños durante la creación de esta página. De
hecho, la página se ha creado sin su ayuda, ya que la selección y
colocación de las críticas se ha determinado automáticamente mediante un
programa informático." Ya que no hacen daño, ¿se va a apuntar alguien
al servicio este de mensajería de Google?)
daniel -
Vidal, Marc. "La VERDAD sobre las Reuniones SECRETAS de las Élites_ desde Sun Valley a Jekyll Island o Bilderberg." Audio. Ivoox (El Podcast de Marc Vidal) 6 Aug. 2025.* (Corporations, Cartels, Magnates, Collusion, Competition, Market, Capitalism, Planning, Conspiracies, agendas, CFR, Bohemian Grove, Sun Valley, Forums, WEF, G-7, G-20, Think tanks, Strategy, Power, Control, Machiavellianism, Alliances, Confabulations, Federal Reserve, Financiers, Forbes, Rothschild, Rockefeller, J. P. Morgan, Bankers, Secrets).
https://go.ivoox.com/rf/154859062
2025
"Unamuno y el yo relacional."
https://blogdenotasvanityfea.blogspot.com/2025/07/unamuno-y-el-yo-relacional.html
From Robert Graves's translation of Suetonius's The Twelve Caesars. Domitian, the last of the twelve, was for some time an enthusiast of poetry, but later neglected it altogether and even forbade actors from appearing on the public stage at one point —perhaps in part because his wife Domitia had fallen in love with the actor Paris. (He also had a student of this actor executed because he looked like Paris). He prohibited stage lampoons of known citizens as well. But he did provide other spectacles in the Roman taste:
Domitian presented many extravagant entertainments in the Colosseum and the Circus. Besides the usual two-horse chariot races he staged a couple of battles, one for infantry, the other for cavalry; a sea-fight in the Colosseum; wild-beast hunts; gladiatorial shows by torchlight in which women as well as men took part. Nor did he ever forget the Quaestorian Games which he had revived; and allowed the people to demand a combat between two pairs of gladiators from his own troop, whom he would bring on last in their gorgeous Court livery. Throughout every gladiatorial show Domitian would chat, sometimes in very serious tones, with a little boy who had a grotesquely small head and always stood at his knee dressed in red. Once he was heard to ask the child, 'Can you guess why I have just appointed Mettius Rufus Prefect of Egypt?' A lake was dug at his orders close to the Tiber, surrounded with seats, and used for almost full-scale naval battles, which he watched even in heavy rain.
He also held Secular Games, fixing their date by Augustus's old reckoning, and ignoring Claudius's more recent celebration of them; and for the circus racing, which formed part of the festivities, reduced the number of laps from seven to five, so that 100 races a day could be run off. In honour of Capitoline Jupiter he founded a festival of music, horsemanship, and gymnastics, to be held every five years, and awarded far more prizes than is customary nowadays. The festival included Latin and Greek public-speaking contests, competitions for choral singing to the lyre and for lyre-playing alone, besides the usual solo singing to lyre accompaniment; he even instituted foot races for girls in the Stadium.When presiding at these functions he wore buskins, a purple Greek robe, and a gold crown engraved with the images of Jupiter, Juno, and Minerva; and at his side sat the Priest of the Capitoline Jupiter and the Priest of the Deified Flavians, wearing the same costume as he did, except for crowns decorated with his image. Domitian also celebrated the annual five-day festival of Minerva at his Alban villa, and founded in her honour a college of priests, whose task it was to supply officers, chosen by lot, for producing lavish wild-beast hunts and stage plays, and sponsoring competitions in rhetoric and poetry.
(The Twelve Caesars, p. 308)
_____. "La política espectacular de Julio César." ResearchGate 12 March 2016.*
https://www.researchgate.net/publication/297920714
2016
https://www.researchgate.net/publication/314477279
2022
_____. "Tragedy and the Oedipal Subject: Sophocles and Freud." Vanity Fea 14 July 2025.*
https://blogdenotasvanityfea.blogspot.com/2025/07/tragedy-and-oedipal-subject-sophocles.html
2025
https://x.com/JoseAngelGLanda/status/1944648722521968646
2025
Así empieza una entrada de la ENCICLOPEDIA NAZI CONTADA PARA ESCÉPTICOS de Juan Eslava Galán (Planeta):
ÓPERA ALEMANA. "Hitler tuvo la habilidad de inventar una coreografía del Estado convincente —escribe Sujic—. Necesitaba ceremonias, además de saludos, protocolos y una serie de rituales diarios, igual que necesitaba uniformes, bandera e insignias, a los que dispensó tanto cuidado y atención." (13)
Nota 13. Sudjic 2007, p. 33. Véase Nazi Germany: Pictures of the Madness (1937-1939). <https://www.youtube.com/watch/v=AkXPD92Fg2c>
Con Hitler toda Alemania se convirtió en un gigantesco escenario en el que se representaba una magna ópera, ese género musical que abarca no solo la música y el texto del libreto, sino variadas artes escenográficas (vestuario, decoracvión, iluminación, pintura, arquitectura, atrezo).
Nota 14. Speer (v.), responsable un tiempo de aquel tinglado como "decorador jefe", lo confiesa en sus memorias: "En aquella época sentía una gran afición por las banderasy las utilizaba siempre que podía: permitían introducir una nota de color en la arquitectura de piedra. Advertí que la bandera de la esvástica (v.) diseñada por Hitler se adaptaba mucho mejor al uso arquitectónico que la bandera de las tres franjas de color [...] y la empleé como objeto decorativo para cubrir desde le alero hasta la acera los feos edificios de la época de la fundación del Segundo Reich (Speer, 2001, p. 111, v. banderas a la gresca).
De todo ello se ayudó Hitler para representar su ópera, en la que él interpretaba al personaje principal, sus compinches hacían los papeles secundarios, a cuál mejor caracterizado (el gordo pomposo, el redrojo cojito enredador, el malvado y pálido gafitas, el siniestro letón, etc.), y el pueblo alemán en su colectividad hacía los coros y la multitud de figurantes. Esa ópera a la que todo contribuía se representó durante 2 años ininterrumpidamente y respondió, dependiendo de la época, a las distintas clasificaciones que se hacen de la ópera: comenzó siendo bufa, con modestos actores que la representaban por las cervecerías de Múnich, tuvo su momento de disparatada opereta en el Putsch (v.) de 923, creció en talla actorial y escenario hasta la grand opera de los años centrales del nazismo, desfiles, concentraciones de Núrembert (v. congresos del partido), Olimpiadas (v.)..., mutó a pastoral heroica con la Blitzkriegt (v. guerra relámpago), pasmo del mundo, y finalmente se desinfló hasta dar en una penosa tragedie confundida con el wagneriano crepúsculo de los dioses (v.), con ese "estruendo final amenazador que los alemanes confunden tan de buena gana con la grandeza" (Nota 15)
Nota 15. Ludwig, 2011, p. 25.
¡Ópera alemana! Todavía fascina al mundo, ahora que podemos ver en color sus performances prolijamente rodadas por la Riefenstahl (v.) y la UFA, con sus coreografías multitudinarias, con sus banderas, fanfarrias e himnos, con sus desfiles y coros, con sus efectos de iluminación y proyectores capaces de crear catedrales de luz, con sus ciudades convertidas en braseros de danzantes torbellinos de fuego por la aviación aliada que les aseguraba "el sacrificio por la comunidad".
"Las espectaculares concentraciones del partido con cientos de miles de participantes y su fastuosa decoración e iluminación con reflectores antiaéreos, sus desfiles de precisión milimétrica, sus ritos paganos y su monumentalidad, su reivindicación de la fuerza, la camaradería, le épica y la acción, la oportunidad que ofrecía al individuo de disolverse en el grupo, la evocación de un pasado legendario junto a la promesa de un futuro radiante... Todo ello atrajo a muchos elemanes." (Nota 16)
(Nota 16). Bilbao, 2102, p. 1.
¿Qué decir del amor del pueblo alemán por los uniformes? Había uniformes para cada oficio, para cada situación de ese "cada oficio", e incluso a veces para cada hora del día. "Hay en Alemania más botas de montar que en la pampa argentina—escribe Ludwig—; lo que no hay son jinetes." (Nota 17).
(Nota 17) Ludwig, 2011, p. 29.
La cualidad teatral de todo el montaje la detectan los buenos observadores. "Como si de una obra teatral o de cine se tratara, aparecen unos guionistas (ideólogos nacionalistas, antisemitas y racistas del siglo XIX), una productora (Partido Nacional Socialista del Trabajo Aleman [v. NSDAP]), una realización (Waffen-SS, Wehrmacht [v.]), colaboracionistas de los países ocupados), un director (Adolf Hitler) unos actores protagonistas (arios, alemanes, austriacos, nazis) y antagonistas (judíos, eslavos, comunistas, etc), unos extras (Sonderkommando [v.], Einsatzgruppen [v.]), un público espectador (mayoría del pueblo alemán-austriaco y nativos de algunos países ocupados), una coreografía hábilmente orquestada (nacionalismo, socialismo étnico, racismo y antisemitismo) y un decorado (Segunda Guerra Mundial, campos de exterminio [v.] y campos de concentración [v.] en Europa), así como un final impactante (Holocausto [v.]). (Nota 18).
Nota 18. Olmo, s.f. p. 1.