Retropost, 2012
Interesante película sobre ética de empresa, pero no al modo americano (para eso ver In Good Company, por ejemplo, o Margin Call, o Up in the Air), sino
al modo franco-alemán; va sobre una gran compañía química en Francia, y
el protagonista como el director está a mitad de camino de las dos
culturas, es de Estrasburgo. La compañía se ocupa de la psicología y el
ocio de sus empleados, de maneras inquietantes poco a poco; los colores
son fríos, verdes, azules y grises, y el ambiente triste y
claustrofóbico. No se sabe qué se fabrica en I.G. Farb, pero hay
control metódico, y humo que va a parar a la atmósfera. Hay síntomas,
escenas semioníricas de alienación. Hay intrigas. Un visir de la
empresa quiere ser director en lugar del director, y manda al
protagonista Kessler, psicólogo de la empresa, que investigue su
cordura al detectarse comportamientos extraños. Hay maniobras de
ganarse confianza, espionaje en distancias cortas. El psicólogo también
promueve fiestas rave y actividades musicales; no por ello mejora el
ambiente. La Empresa trata mucho con japoneses, y tiende a volver
japonés al personal, volcarlos en su dedicación a la empresa; la
cuestión humana ataca sin embargo en la persona del director, el Sr.
Just, atormentado por la muerte de su hijo y por el pasado que no lo
deja vivir. El pasado va saliendo a flote: es la herencia del nazismo,
las familias en las que se criaron él y el intrigante subdirector,
productos del régimen hitleriano, con traumas de infancia desplazados
largo tiempo. Un tercer elemento activo es un antiguo empleado
despedido, detector de esos traumas y de la analogía entre la ética de
productividad de la empresa y la del Estado nazi. La película es
sensible a las críticas de Kraus y Klemperer sobre la distorsión nazi
del lenguaje, y la aplica al lenguaje del rendimiento y productividad
en la empresa. También recuerda algunas escenas de Las Benévolas,
de Jonathan Littell, por ejemplo el sueño en el que la sociedad
amenazaba con convertirse en una gigantesca fábrica. El Sr. Just
contraataca las maniobras desestabilizadoras contra él, contravigila.
Es como un viejo orangután triste y experimentado, defendiéndose en un
mundo difícil, es inteligente y lúcido a pesar de las interferencias
que su pasado produce en su cerebro, pero no por ello deja de intentar
suicidarse. El psicólogo aprende cómo él mismo no está a salvo de verse
mezclado más de lo que le conviene para su propio equilibrio emocional,
que él creía a salvo—y viene a descubrir su propia culpabilidad e
implicación en el la cosificación de seres humanos. Es inquietante la
película, termina con un largo recitado recordando el holocausto y cómo
el lenguaje nazi, con su barniz de eficiencia deshumanizada, ayudaba a
ocultar la realidad humana, algo que para el director se repite en
cualquier discurso que subordina la cuestión humana a la eficacia
controlada por método y planificación.
La Question humaine.
Dir. Nicolas Klotz. Written by Elisabeth Perceval, based on a novel by
François Emmanuel. Cast: Mathieu Amalric, Michael Lonsdale, Edith Scob.
France, 2007.
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