jueves, 9 de marzo de 2023

La toma de Mileto

 De las Historias de Herodoto (Libro VI), ed. Carlos Schrader. Tras la toma de Mileto por los persas, sigue la tragedia de la masacre, la deportación y la esclavitud de sus habitantes. Esto causó alarma entre los demás pueblos griegos.

Reacción en Atenas ante la noticia:

Y por cierto que, ante las desgracias de que fueron víctimas los milesios a manos de los persas, los sibaritas—que, por haberse visto despojados de su ciudad, residían en Lao y Escidro (88)—no les mostraron la debida gratitud; pues, cuando Síbaris cayó en poder de los crotoniatas (89), todos los milesios adultos se raparon la cabeza y se impusieron un luto riguroso (de hecho, estas dos ciudades han sido, que nosotros sepamos, las que más estrechos lazos de amistad han mantenido entre sí (90)). 

Bien distinto fue el comportamiento de los atenienses. Estos últimos, en efecto, pusieron de relieve, de muy diversas maneras, el gran pesar que sentían por la toma de Mileto; y, concretamente, cabe señalar que, con motivo de la puesta en escena de La toma de Mileto, drama que compuso Frínico (91), el teatro se deshizo en llanto, y al poeta le impusieron una multa de mil dracmas (92) por haber evocado una calamidad de carácter nacional; además, se prohibió terminantemente que en lo sucesivo se representara dicha obra (93).


 

 

Notas

(88) Antiguas colonias de Síbaris, que debieron de recibir a los sibaritas exiliados, situadas en la costa tirrénica de Lucania (cf. Estrabón, VI 1, 1). Ambas distaban entre sí uno 10 km, y se hallaban a unos 100 km al sur de Elea, la posterior Velia. Cf. J. Bérard, La colonisation grecque de l'Italie méridionale et de la Sicile dans l'antiquité, París, 1957, págs. 146-147. 

(89) Cf. V 44, y nota V 190.

(90) La amistad existente entre Síbaris y Mileto se debía a motifos comerciales (cf. Ateneo, XII 519b). Los sibaritas importaban a italia lanas jonias (de ello se encargaban navíos milesios) y luego tranpostaban las mercancías por tierra hasta Lao y Escidro —con  lo que evitaban la larga travesía que representaba costear el Brucio y el peligro del estrecho de Mesina—, desde donde se comercializaban a Etruria. La colonia panhelénica de Turios, creada por Pericles aprovechando una idea concebida al parecer ya por Temístocles (cf. VIII 62; Plutarco, Temístocles 32), pudo haber sido un intento ateniense para reavivar estos antiguos lazos comerciales. Cf. V. Ehrenberg, "The foundation of Thurioi", American Journal of Philology, 1948, págs. 149 y sigs. 

(91) Tragediógrafo ateniense (vivió hacia 540-470 a.C) que, según la tradición, fue con Tespis uno de los creadores de la tragedia (aunque Platón, Minos 321a, declara que este tipo de poesía dramática ya existía en Atenas con anterioridad).  Su primera victoria en los festivales dramáticos se produjo entre 511 y 508 a. C. (Cf. Suda, s. v.). La pieza aquí aludida, La toma de Mileto, debió ser representada en las Grandes Dionisias de 492, actuando Temístocles como corego (algo así como el empresario de una obra teatral), siendo probablemente la primera vez que se ponía en escena, como tema de una tragedia, un hecho contemporáneo (acción que volvió a repetir en 476 con Las Fenicias, donde —como en Los Persas de Esquilo—  trataba de la derrota de Jerjes; Cf. Plutarco, Temístocles 5). Según la Suda, fue el primer poeta trágico que utilizó en escena personajes femeninos (es decir, con máscaras que representaban a mujeres). Cf. A. W. Pickard-Cambridge, Dithyramb, Tragedy and Comedy, Oxford, 19672. 2.ª ed. revisada por T. B. L. Webster, págs. 63 y sigs.

(92) Lo que equivalía a unos 4,32 kg de plata, según el sistema de pesos monetarios atenienses (en tiempos de Pericles, un obrero especializaeo ganaba aproximadamente una dracma diaria). La multa (cf., además, Estrabón, XIV 1, 7; Eliano, XII 17; Plutarco, Moralia 814A; Libanio, 1506; Amiano Marcelino, XXVIII 1), que sin duda tenía una causa política, pudo basarse en la impiedad del poeta por haber tratado, en un festival sacro, temas humanos.

(93) Por la crítica que representaba para los políticos que habían decidido apoyar a los jonios sólo con veinte naves (cf. V 97, 3) y que luego habían hecho que se retiraran, abandonando a los sublevados a su suerte. Es m,uuy posible que la política de los Alcmeónidas hubiera tenido que ver con ello. Cf. F. Galli, "Aspetti della politica interna ed estera degli Alcmeonidi", Quaderni Urbinati 11 (1971), 65 y sigs.



 

 

 

 

 

 

 

 

 



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