viernes, 29 de septiembre de 2023

Farsa compuesta y trovada

 

La conspiración de Paulo contra el rey Wamba en la Septimania—la Cataluña de la época— según la Historia de España del Padre Mariana. Amaños electorales, propaganda falsaria y manipulación de la opinión pública, en el siglo siete—o en el veintisiete:

 

Muchos andaban descontentos del  estado y gobierno y de aquella eleccion; y como gente parcial no querian obedecer á Wamba ni recebille por rey. Comunicaron el negocio entre sí, y acordaron de rebelarse y tomar las armas. Hilperico, conde de Nimes en Francia, fue el primero á declararse, confiado en la distancia de los lugares y por ser hombre poderoso en riqueza y aliados. Allegáronsele Gumildo, obispo de Magalona, ciudad comarcana, y un abad llamado Remigio. Procuraron atraer á su parcialidad al obispo de Nimes, llamado Aregio; y como en ninguna manera se dejase persuadir, le despojaron de su dignidad y enviaron en destierro á lo mas adentro de Francia, y pusieron en su lugar al abad Remigio. Procedíase en todo arrebatadamente sin órden de derecho y sin tener cuenta con las leyes, en tanto grado, que á los mismos judíos que de tiempo atrás echaran de toda la juridicion y señorío de los godos, llamaron de Francia en su socorro. Para sosegar 4estas alteraciones Paulo fué sin dilación nombrado por capitan por su grande prudencia y destreza que tenia en las armas. Diéronle la gente que pareció seria bastante para aquella empresa y para sosegar los alborotados. Sucedió todo al revés de lo que pensaban, ca Paulo con aquella ocasion se determinó de descubrir la ponzoña y deslealtad que tenia encubierta en su pecho. Hizo marchar la gente muy de espacio, con que se dió lugar al enemigo para apercebirse y fortificarse. El mismo, tambien de secreto, comunicaba con los godos principales en qué manera se podria levantar. Para lo uno y para lo otro era muy á propósito la tardanza y el entretenerse. Así, de camino ganó las voluntades de Ranesindo, duque tarraconense, y de Hidigiso, gardingo, que era nombre de autoridad y de magistrado y dignidad semejante á la de los duques y condes, como si dijésemos adelantado ó merino. El uno y el otro eran personas muy principales, con cuya ayuda y por su consejo se apoderó de Barcelona, de Girona y de Vique, ciudades puestas en la entrada de España por la parte de Cataluña. Acrecentáronse con esto las fuerzas desta parcialidad de levantados. Trataron de pasar á Francia con intento de juntar sus fuerzas con las de Hilderico, con que confiaban serian bastantes para resistir al Rey. Argebaudo, arzobispo de Narbona, al principio pretendió cerrar las puertas de su ciudad á los conjurados. Anticipáronse ellos tanto, que el Arzobispo fué forzado acomodarse al tiempo y dar muestra de juntarse con ellos, mas por falta de ánimo que por aprobar lo que los alevosos trataban. Entrado Paulo en aquella ciudad, hizo junta de ciudadanos y soldados, y en ella reprehendió primeramente al Arzobispo, que temerariamente pretendió cerrar las puertas á los que habían servido mucho á la república, y no trataban de hacerle algun mal y daño. Despues desto, declaró las causas por donde entendia que con buen título podia tomar las armas contra Wamba, que fuera hecho rey, no conforme á las leyes ni con buen órden y traza, sino al antojo de algunos pocos, al cual cuando se da lugar, no el consentimiento comun prevalece, sino la fuerza y atrevimiento. Concluyó con decir seria conveniente y cumplidero proceder á nueva eleccion y conforme á las leyes nombrar un nuevo rey, á quien todos obedeciesen, y con cuyo amparo, fuerzas y consejos hiciesen rostro á los que á Wamba favoreciesen. Ranosindo, á  voces para que todos le oyesen, dijo que él no conocia persona mas á propósito ni mas digno del nombre de rey que el mismo Paulo; que fué representar en público la farsa que entre los dos de secreto tenian compuesta y trovada. Muchos de los parciales de propósito estaban derramados y mezclados entre la muchedumbre; estos con gran gritería acudieron luego á aquel parecer; los cuerdos y que mejor sentian callaron y disimularon, ca no les cumplia el hacer en tan gran revuelta y alteracion. Con tanto, Paulo fué declarado y elegido por rey; pusiéronle en la cabeza una corona que el rey Recaredo ofreció á San Félix, mártir de Girona. Era tanto el calor de aquella rebelion, y tan encendido el deseo de  llevar adelante lo comenzado, que todo lo atrpellaban; y no solo se apoderaban de las riquezas profanas, oro y plata del público y de particulares, sino tambien extendian sus manos sacrílegas á los tesoros sagrados y á despojar los templos de Dios de sus vasos y preseas. Allegóse á este parecer fácilmente Hilperico, conde de Nimes, el primero que fue á levantarse, y con él se les juntaron todas las ciudades de la Gallia Gótica.

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