Según Miguel de Unamuno, "Sobre la filosofía española", p. 562:
—Presumo que te has de encontrar con muchos que te digan que maldito si les ha atormentado nunca ese instinto de perpetuación.
—No son tantos en España.
—¿En España? ¿Y por qué en España?
—Porque eso que tanto se nos ha echado en cara, eso que ha hecho decir que somos un pueblo sombrío, y que por mirar al cielo hemos desatendido lo de la tierra, eso que muchos extranjeros llaman nuestro culto a la muerte, no es tal, sino culto a la inmortalidad. Dudo que haya pueblo de tanta vitalidad, que tan agarrado esté a la vida. Y es por agarrarse tanto a ella por lo que no se resigna a soltarla. Abrigo la esperanza de que los españoles, la masa quiero decir, no caerán jamás en la concepción esteticista, en tomar el mundo en espectáculo y procurar divertirse en él lo más posible, viendo desfilar la historia al olvido. Algo que quiern yo me sé llamaría materialismo, y que yo, si no rehuyera motes, llamaría sustancialismo, nos lo impide. Lee atentamente La vida es sueño, y debajo de esa portentosa revelación de la filosofía española verás la más vigorosa afirmación de la sobrevida. Al llamar allí sueño a la vida es por creerse en una vigilia, en un despertar; eso que parece una tesis fenomenista o tal vez nihilista es la tesis más vigorosamente afirmativa de una realidad trascendente. Estamos soñando la vida y viviendo la sobrevida, créemelo.
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