Esto lo pongo en un par de rincones que se han olvidado de cerrar a los comentarios. Pero está claro que las opiniones no son bienvenidas, las disidentes (¿de quién?) por supuesto, pero ni tan siquiera las favorables o consonantes. Hale a cerrar el chiringuito hasta que escampe y se acabe el virus. El mental, digo.
Esta plaga moral de intolerancia y prepotencia, esta afición franquista (por utilizar un término comprensible) a la censura y a impedir la libertad de opinión, no es sin embargo privativa de nuestra Facultad. Ésta se mueve con el signo de los tiempos, y mucho me temo que me ha censurado por poner opiniones ofensivas al Covidismo o Tragacionismo ambiental. Cosas por ejemplo contra las Vacunas, que son el sacramento de esta nueva religión que nos ha invadido, al igual que las Mascarillas son su shibboleth impuesto por la fuerza.
Les avisé, en efecto, a mis colegas de la facultad, de que no continuaran con sus pautas de vacunaciones pues en Reino Unido la mortandad entre vacunados es el doble que entre no vacunados. Una cosa que podría uno pensar que les afecta y va en favor del interés público. Y si estoy equivocado (en su opinión) bien me podrían decir "Estimado compañero: gracias por tu información y por tu preocupación por nuestra salud; ahora bien, queremos señalar que los datos que nos pasas tienen otras lecturas por tal y cual, o no son fiables por tal y cual, etc., y nosotros por nuestra parte animamos a la gente a vacunarse por el bien público etc. etc." Eso es una conversación académica, informada (si aportan datos) y educada.
Esto es todo lo contrario. Esto es histeria azuzada, cierre de filas conformista, despotismo, tragacionismo,
En AEDEAN se ha producido el mismo fenómeno. En lugar de decir: "Estimado socio y compañero, esta página es temática y borraremos todas las publicaciones que no estén relacioandas directamente con los estudios ingleses y norteamericanos, con los literarios queremos decir, no con asuntos políticos o sociológicos de ningún tipo en estos tiempos de pandemia y desinformación" (etc.).
Pero no Prefieren ante la duda cargarse el espacio de diálogo para todo el mundo. Yo esta gente no sé realmente cómo le funciona la cabeza, o qué criterio les asoma al mirarse al espejo.
Y mientras en periódicos y radios y televisores ya se airean sin el menor pudor las nociones más nazis que imaginarse puedan acerca de qué hacer con los no vacunados, o con los negacionistas, cómo confinarlos, perseguirlos, o inocularlos a la fuerza por el Bien Común. Que son sin duda gente infectada, muy enferma de actitud, y que deben ser apartados de la sociedad según procedimientos bien acreditados por la Historia, y estudiados con horror y aspavientos de escándalo por todo este patético personal académico.
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